Personas cuidando personas. Eso es, en pocas palabras, lo que usted tiene cada vez que contrata oficiales de seguridad privada en su empresa.

Más allá de los equipos, activos e instalaciones, su principal tarea es proteger a los colaboradores, clientes, visitantes y demás seres humanos que frecuenten el lugar.

Si bien lo material es importante y también debe ser resguardado, todo ello pasa a un segundo plano cuando de salvar vidas se trata.

Afortunadamente hay profesionales comprometidos con esa vital tarea y en cuyas manos depositamos el bienestar e integridad propios y de terceros.

De ahí la importancia de velar por la adecuada preparación de esos actores que hacen posible el éxito de cualquier estrategia de seguridad física: los oficiales.

Pero no cualquier estrategia sino una centrada en la persona detrás del oficial. Esto significa dotarlos de las herramientas y el conocimiento necesarios para cumplir a cabalidad con sus funciones.

 

Una labor crítica

 

Aunque pocas veces se le valora como tal, el oficial es uno de los cargos de mayor responsabilidad dentro de una empresa. Son los llamados a velar por la protección de vidas humanas. ¿Así o más crítico su trabajo?

No es alguien que se limita únicamente a recibir y direccionar visitas. Ni tampoco un uniformado con una pistola al cinto y un par de esposas. Eso cualquiera lo puede hacer.

Su verdadero valor radica en lo que no se observa a simple vista pero que sale a relucir cuando más se necesita, sobre todo en las situaciones de crisis.

Nos referimos a las habilidades técnicas, profesionales y emocionales de las que pueda disponer un oficial altamente competente.

Repasemos algunas de las principales:

  • Proactivo: El oficial no está simplemente parado en la puerta esperando a que pase algo. Debe mantener una actitud de supervisión y vigilancia permanentes a fin de detectar vulnerabilidades y personas sospechosas dentro o fuera de las instalaciones.
  • Comunicación constante: Pero no sólo se trata de detectarlas sino también de comunicarlas en tiempo y forma. La comunicación franca, directa y transparente es fundamental en la prevención y en la creación de espacios laborales seguros.
  • Estabilidad emocional: Es normal que, en situaciones de peligro, las personas se bloqueen o paralicen. Pero si hay alguien que no puede darse ese lujo es el oficial de seguridad. De él se espera todo lo contrario. Que guarde la compostura, que sepa cómo reaccionar y que transmita serenidad y confianza.
  • Liderazgo: También debe ser un líder nato. Es al primero al que se van a dirigir en caso de alguna emergencia y debe comportarse a la altura, girando instrucciones, delegando y llamando la atención, de ser necesario.
  • Presentación personal: Casi siempre el oficial es al primero que ven al llegar y el último, antes de marcharse. Sobra decir que es la carta de presentación de la empresa. Por lo tanto, su presentación personal debe ser impecable, al igual que su trato al cliente interno y externo.
  • Discreto: El oficial se da cuenta de todo lo que ocurre en la organización. Debe ser muy prudente con el manejo que hace acerca de lo que ve y escucha. Y también debe moverse y actuar con discreción para, en la medida de lo posible, resolver problemas sin despertar temores innecesarios entre los presentes.
  • Conocedor de los procesos: Y, por último, pero no menos importante, debe estar debidamente capacitado sobre los protocolos de seguridad empresarial. Lo que se puede y no se puede hacer en caso de una emergencia, las personas que debe notificar, los pasos a seguir para resguardar los recursos humanos y materiales, etc.

Enfoque al cliente y experiencia

 

Como decíamos en un principio, toda estrategia de seguridad debe gozar de un enfoque permanente en el cliente. Estar centrada en la persona, tanto la que brinda el servicio, como la que lo recibe.

La máxima prioridad del trabajo en seguridad es la protección de la vida y, por más cámaras, alarmas y tecnología, solamente otro ser humano que valore su propia vida lo puede entender así.

Y si a ello le agregamos el valor de la capacitación continua tendremos como resultado el personal mejor calificado para brindar un servicio de calidad en jornadas optimizadas que se ajusten a las necesidades del cliente.

Llegar a ese nivel de excelencia no es viable de la noche a la mañana. Se requieren horas de recorrido y de práctica. Experiencia comprobada que garantice un servicio que supere las expectativas.

Entre más amplia sea su trayectoria, mejores serán sus capacidades para supervisar, detectar y atender situaciones que comprometan la integridad de los recursos humanos y materiales de las empresas. Que no solo dominen la teoría sino también que sepan aplicarla.

Así lograremos unir todas las piezas de una estrategia de seguridad física que rinda los resultados esperados y cumpla con su objetivo primordial: proteger la vida de todos los involucrados, desde el cliente hasta los mismos oficiales. Personas cuidando personas…